Podemos encontrar estos principios claramente enseñados en Romanos 6 – 8 y en Gálatas 5.
La pureza del corazón habla de la necesidad de dedicarse a vivir siguiendo totalmente aquello que dicte el nuevo corazón que el Señor nos ha dado. Esto se refiere a nuestras motivaciones, propósitos y deseos. Quizás clarificar la imagen de un corazón impuro ayude.
El corazón está listo para lo que yo llamo ‘amores del corazón’. Estamos hablando de aquellas cosas a las cuales somos devotos. Corazones impuros se refiere a diferentes amores o deseos que motivan a las personas. Cuando hablamos de amor por algo, este “amor“: es la pasión. El objeto de su amor es el blanco de sus pasiones por ejemplo del dinero. Es del corazón de donde brotan las devociones o las promesas.
Los cristianos a menudo piensan que llegar a ser cristiano quiere decir que nunca más estarán presentes esas pasiones idólatras. Esto no es verdad. Veamos lo que es verdad:
Como no cristinos, estábamos limitados a vivir según los dictámenes de nuestro viejo corazón (carnal) – “esclavos del pecado” (Romanos 6:20).
Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados (Romanos 6:17).
Nuestros pecados son nuestros pecados y no hay nadie a quien culpar.
No estamos diciendo que no nos hemos dedicado a vivir para el Señor.
El llegar a ser cristiano es la decisión de seguirle a Él y a ningún otro. Es como dice Gálatas 5:24, “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.
Otro autor ha dicho, “Crecemos tanto como queremos”. Esto es tan manifiesto. Tenemos en nuestras vidas lo que queremos. Estamos cosechando lo que sembramos. No tenemos lo que no queremos. Aquí es cuando, nuestro libre albedrío entra en juego. ¿Vamos nosotros, que hemos sido liberados por el precioso Hijo de Dios y que hemos recibido poder del espíritu Santo, a vivir para Dios?
Mi esperanza es que realmente expongamos, en las siguientes páginas, aquellas cosas que nos han mantenido retrasados. Mírenlas fijamente. Rechacen su esterilidad. Apaguemos nuestra devoción a tales deseos. Rechácenlos. Use esa capacidad recientemente recobrada para desarrollar un corazón puro para de verdad seguir al Señor. Veamos cómo hacer esto.